|
En Alemania, el servicio militar sigue siendo obligatorio. Sin embargo, quienes deciden no hacerlo pueden realizar un "Servicio Civil", ayudando en hospitales, escuelas, etc. También tienen la posibilidad de cumplirlo en otro país, aunque los beneficios no son los mismos: son 12 meses en lugar de 10, y no se les paga.
Este es el caso de Sven, quien va a trabajar al museo de Auschwitz, no por motivos ideológicos o políticos, sino porque no pudo ir a Amsterdam. Al llegar se encuentra que su trabajo consta de cuidar y asistir a un sobreviente de ese terrible lugar, Stanislaw Krzeminski de 85 años. Parte viviente del Museo, que se encarga -a regañadientes de los científicos- de restaurar valijas que tenían los prisioneros que llegan engañados a su lugar de exterminio.
Desde el comienzo, vislumbraremos el rechazo que generan los alemanes en un lugar como Auschwitz. Aunque Sven conoce a Ania, que no tiene estos preconceptos y con quien entabla una amistad, ayudándolo a integrarse a ese pequeño pueblo.
Los mismos se acentúan con la instalación de una empresa alemana en la zona, que comienza a despedir personas que considera ya no son necesarias. Tal vez, otro tipo de dominación.
A través de las charlas a las cuales es invitado constantemente el Sr. Krzeminski -muchas veces en realidad no lo escuchan, sólo lo invitan porque es políticamente correcto- y las visitas guiadas a los turistas, percibimos la tensión y tristeza que transmite aún hoy Auschwitz.
No caer en lugares comunes ni golpes bajos al tratar el tema holocausto debe ser algo difícil, pero esta película alemana consigue evitarlos. Mezclando el pasado con el prestente, el olvido con la memoria, el rencor y el perdón, Am Ende kommen Touristen es una obra que debe ser vista para comprender los sentimientos de los sobrevientes y la relación de las generaciones más jóvenes con su horrendo pasado.
Ficha técnica
Este es el caso de Sven, quien va a trabajar al museo de Auschwitz, no por motivos ideológicos o políticos, sino porque no pudo ir a Amsterdam. Al llegar se encuentra que su trabajo consta de cuidar y asistir a un sobreviente de ese terrible lugar, Stanislaw Krzeminski de 85 años. Parte viviente del Museo, que se encarga -a regañadientes de los científicos- de restaurar valijas que tenían los prisioneros que llegan engañados a su lugar de exterminio.
Desde el comienzo, vislumbraremos el rechazo que generan los alemanes en un lugar como Auschwitz. Aunque Sven conoce a Ania, que no tiene estos preconceptos y con quien entabla una amistad, ayudándolo a integrarse a ese pequeño pueblo.
Los mismos se acentúan con la instalación de una empresa alemana en la zona, que comienza a despedir personas que considera ya no son necesarias. Tal vez, otro tipo de dominación.
A través de las charlas a las cuales es invitado constantemente el Sr. Krzeminski -muchas veces en realidad no lo escuchan, sólo lo invitan porque es políticamente correcto- y las visitas guiadas a los turistas, percibimos la tensión y tristeza que transmite aún hoy Auschwitz.
No caer en lugares comunes ni golpes bajos al tratar el tema holocausto debe ser algo difícil, pero esta película alemana consigue evitarlos. Mezclando el pasado con el prestente, el olvido con la memoria, el rencor y el perdón, Am Ende kommen Touristen es una obra que debe ser vista para comprender los sentimientos de los sobrevientes y la relación de las generaciones más jóvenes con su horrendo pasado.
Ficha técnica
Género: Drama
Director: Robert Thalheim
Con: Alexander Fehling, Ryszard Ronczewski, Barbara Wysocka
Año: 2007
Duración: 85 minutos
Trailer
Director: Robert Thalheim
Con: Alexander Fehling, Ryszard Ronczewski, Barbara Wysocka
Año: 2007
Duración: 85 minutos
Trailer
